Una de las piezas más importantes de nuestro hogar ha de ser, también, una de las más cómodas junto con la cama. Hablamos, por supuesto, del sofá, mueble que ha de resultar el equilibrio perfecto entre comodidad y estética. 

El sofá es el refugio en el que pasamos largos ratos de relax y desconexión, solos, en compañía, con un libro o con una buena peli. Parte del disfrute de la experiencia lo aporta el confort del sofá. Por ello, es muy importante que sepamos qué hace que unos sofás sean más cómodos que otros. 

El relleno del sofá determina, en gran medida, que un sofá sea cómodo. Ahora bien, el tejido y la estructura del sofá también tiene algo que decir respecto al confort que podemos obtener sentados o tumbados en el sofá. Además de tener en cuenta estos dos aspectos del sofá, recuerda que:

  • Las caderas no deben quedar más hundidas que las rodillas al sentarte, de lo contrario, será muy difícil levantarte.
  • Los pies han de tocar el suelo en todo momento, incluso con la espalda apoyada completamente en el respaldo.
  • Al sentarnos, el borde del asiento no debe ejercer presión en la parte posterior de la rodilla.
  • El reposabrazos ha de estar a la altura del codo para garantizar una comodidad óptima en esta posición.

Partiendo de estas tips básicas que has de valorar cuando pruebes un sofá, te contamos cómo ha de ser el relleno, la estructura y el tejido del sofá para que disfrutes de una experiencia completamente placentera en tus ratos de desconexión. 

La importancia del relleno

La espuma es el relleno por antonomasia del sofá. Además de esta, podemos encontrar otros tipos de relleno como el de plumas, el híbrido o el poliéster. Sin embargo, a la hora de hablar de comodidad, hablamos de espuma.

En primer lugar, para que un sofá sea cómodo, el relleno no ha de ser ni muy duro ni muy blando. La densidad idónea de la espuma de los sofás cómodos se encuentra en 35kg. En cuanto al tipo de espuma, la mejor para los sofás muy cómodos es la HR (High Resilence/Alta resiliencia). 

Por la cualidad de “alta residencia” hablamos de un relleno que recupera su forma original rápidamente. Es decir, se adapta a la forma de tu cuerpo durante su uso para volver a su estado. Se deforma muy poco y tiene una vida más larga que otro tipo de espuma. 

Esta densidad, unido a la alta resiliencia, nos proporcionará unos sofás más cómodos y duraderos que los que sean extremadamente blandos. Sin embargo, el respaldo del sofá ha de presentar una espuma menos densa que el asiento para garantizar una comodidad óptima. Se recomienda que en esta zona del sofá se incluya un tipo de relleno a base de plumas o de fibra hueca siliconada de alta recuperación. También sería adecuada la espuma de alta resiliencia.

Para mantener tus rellenos de espuma en óptimas condiciones, se aconseja su renovación cada 5-6 años.  

La importancia de la estructura

Seguro que alguna vez hemos escuchado a alguien decir: ¡Me he clavado los muelles del sofá! La estructura y calidad interna del sofá también influye en la comodidad del mismo. 

La estructura que conforma la base del sofá, ha de ser lo más resistente posible. En este sentido, la mejor se correspondería con la madera maciza, aunque también es muy frecuente y recomendada – además de más económica – la estructura a base de acero o aluminio. 

Por otro lado, además de la estructura de base, el sofá ha de contar con un sistema de cinchas en zigzag capaz de aguantar el peso de los cojines. El sistema de cinchas da, como resultado, sofás cómodos para tumbarse, a diferencia de los muelles. En cuanto a las patas, para garantizar una estabilidad y seguridad óptimas, han de formar parte de la estructura general del armazón y evitar que sean atornilladas. 

La importancia del tejido

La tapicería del sofá no es una cuestión únicamente estética, también influye en aspectos de confort y comodidad, así como de un mantenimiento sencillo. Uno de los aspectos a tener en cuenta es la transpirabilidad del sofá. Cuanto más transpirable sea el sofá, más confortable será. 

El relleno también influye en este aspecto, siendo los rellenos de plumas los más transpirables y cómodos, aunque de precio elevado. Los mejores tejidos para crear sofás bonitos y cómodos son:

Algodón: el algodón es el tejido estrella. Es transpirable, aporta suavidad y es muy fresco, por lo que, además, es ideal para los meses de verano. Es un tejido muy elástico, lo que resulta en una tapicería de gran resistencia. Existe mucha variedad en cuanto a colores, por lo que es uno de los tejidos más versátiles e ideales para crear sofás súper cómodos. 

Chenilla: un tipo de hilo de pelo cortado que suele tejerse en punto o en telar, ofreciendo una textura cardada. La chenilla es uno de los tejidos más utilizados, ya que resulta en un tacto suave, aterciopelado y, además, resistente. Se arruga muy poco en comparación con otros tejidos y, en función de la luz, su color puede variar.  

Lino:  el lino es, también, un tejido muy resistente que tardará mucho deformarse. Aporta un plus de frescura, obteniendo sofás más cómodos y confortables que, por ejemplo, los de piel, y aportan un plus de naturalidad a la estancia.